14 de Febrero 2010
Muy amados hermanos e hijos de la luz, estamos en un gran tiempo, en un gran momento, en el gran cumplimiento, cuando la humanidad como un todo se prepara para dar a luz al Cristo, para dar a luz al hijo del Padre-Madre.
Un tiempo que se ha cumplido, un periodo de gestación que ha transcurrido.
Cada átomo y partícula del amado planeta Tierra se enciende.
Todos los reinos se elevan, mutan, se hacen más concientes para manifestar el Dios, el gran Yo Soy que les da aliento de vida.
Igualmente la humanidad como un solo gran hijo, en este ahora, se unifica. Los hermanos se toman las manos para componer una sinfonía de amor.
Muchas explosiones energéticas en todas partes, mucho ruido, mucho polvo se ha levantado aparentando ser oscuridad, acrecentando los últimos miedos, los últimos grandes temores que se agarran con fuerza a los corazones de los pequeños de Dios que aun no son concientes de su Yo Soy, pero otros despiertos, otros hermanos mayores ya han tejido la gran red, ya se han unificado y han extendido la maya cristalina de luz, la rejilla de conciencia del Cristo, el patrón de luz que bendecirá a todos con amor, con la fuerza y voluntad requerida para elevarse, para elevarse por sobre sus flaquezas, para ir mas allá de sus temores, sus costumbres, sus personalidades.
Más allá de viejos aprendizajes, porque ya han cruzado el portal a un tiempo nuevo, a la era dorada tan largamente esperada, porque el hijo de Dios ya ha vivido muchas pruebas, ha repetido muchas lecciones, ha sufrido muchos dolores y muchas lágrimas ha derramado, y aún sigue llorando por sus hermanos, y por sus amores perdidos en los últimos eventos que el planeta ha registrado.
Muchas lagrimas esperan aun por derramarse, pero pueden descansar su corazón en la certeza que están aquí, en este ahora, muy prestos a manifestar su divinidad, su luz, muy prestos a graduarse como planeta, como raza humana dentro de la escuela universal.
Muchos hermanos del universo de amor, esperan con sus brazos abiertos para enseñarles y abrir sus ojos a toda la maravilla que les aguarda, maravillas de amor, de conocimiento, de tecnología.
Porque es tiempo que este hijo planetario, este hijo divino disfrute de sus logros y coseche los frutos de sabiduría que ha recolectado en todos sus viajes.
Se les recomienda, una vez más, mis amados hermanos, que aquieten su mente infantil, sus mente inferior, su personalidad, porque ya es tiempo que la hagan silenciar, porque ya han crecido suficiente, ya han recibido la asistencia necesaria para saber e ir en busca de sus verdadero ser y manifestarlo.
De ese modo sacar la atención que ponen en el exterior alimentando miedos y dudas para dirigirla completamente hacia su interno, y de allí, de lo más profundo brotará la paz, la alegría, la confianza, la fe.
Utilizando los ojos del Yo soy para ver solamente lo verdadero, lo valioso, lo imperecedero de su ser y el ser de sus hermanos.
No pierdan vida, ni aliento de vida en cosas inferiores, en críticas ni en conversaciones burdas. Dediquence solamente a amar, amar la vida, amar a sus hermanos, amar cada momento en que el Yo Soy respira en su interior, late en su corazón, vibra en su médula, permitiendo la vida, la vida sagrada y divina.
Cada momento que se distraen y caen en desarmonía es tiempo que pierden para subir por la escalera de la luz, esa que todos están subiendo para alcanzar y unificarse, en la mente superior y divina, con ese ángel solar, con ese Cristo de amor que cada uno es, que solo necesita del silencio para manifestarse.
Nuevamente, no hagan juicio, ni aún de si mismos, porque es Dios el gran Yo Soy quien se manifiesta en cada uno, y si aun no han crecido ni despertado lo suficiente para comprender sus formas y sus caminos, con mayor razón, abracen el amor para preparar sus corazones y sus mentes, para purificarse y para recibir al hijo que esta naciendo.
Un abrazo de amor, Su maestro Jesús
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