8 de Junio 2004
El camino está en el corazón de cada uno, el creador puso allí su luz para guiarlos en el sendero de regreso hacia ÉL, todos somos chispas divinas, partes de su creación allí en la Tierra y aquí al otro lado del velo. Todos estamos trabajando, estamos esforzándonos por llevar a cabo el plan cósmico, estamos esforzándonos para llevar la luz a los confines del universo,
especialmente en este tiempo y en este planeta amado en el que se sembraron muchas semillas que hoy han dado fruto. Estamos en el tiempo de la cosecha y debemos ser muy delicados y cuidados para no perder los frutos entre la cizaña. Debemos llegar a todos los rincones y a todos los corazones, tocar las puertas de cada hogar donde se encuentra un fruto bueno y sabroso para la mesa de nuestro Padre amado.
Aún cuando nada ni nadie se pierde en el plan glorioso no todos alcanzaran en este tiempo la evolución necesaria para ver su gloria, su luz y su faz. Muchos han cedido a las energías de bajas frecuencia de esta Tierra bipolar, sin embargo han aceptado entregar su vehículo corporal como regalo para que el planeta alcance la fuerza necesaria para el gran cambio. Los cuerpos de los que se irán sumarán sus energías físicas y sutiles con la Tierra para este viaje hacia la luz fotónica, hacia el renacimiento.
Cada uno en la medida que busque hallará, cada uno en la medida que llame será contestado. Las puertas se abrirán de par en par para recibir a todos los que lleguen, hay muchos caminos y muchas puertas y muchas son las mansiones del Padre en la tierra y en el cielo, todos vamos a ÉL, algunos se demorarán más que otros, pero en un tiempo en un lugar nos encontraremos.
Usen sus corazones para dilucidar la luz de la oscuridad, no se enreden en el camino, no demoren, que no los encandile palabras ni filosofías grandiosas y sofisticadas, la luz del Padre está en cada uno y es sencilla, humilde y gloriosa, la clave para encenderla es el amor, el amor incondicional, el amor puro, el amor sublime, el amor con desapego, el amor propio, el amor que prende su propia luz y los hace felices y orgullosos de “ser” hijos del padre e hijos de esta tierra, en este galaxia y este universo, felices de su origen divino y de su origen terreno.
Somos una hermandad de luz, mi nombre es Gabriel, he venido muchas veces a comunicarles mensajes y misiones en los confines de esta Tierra, en diferentes civilizaciones y culturas, no solo yo me he manifestado, también mis amados hermanos que al igual que yo trabajan para el gran maestro y el Padre, para que llegue el día en que brillemos en el seno divino de la fuente original.
Esta tierra tiene millones de años, mucho ha acontecido en su superficie y en su interior, muchas veces han estado aquí, han aprendido, han sufrido y han crecido, se han alimentado de sus frutos una y otra vez, han saboreado todo lo que ella brinda, no se han privado de recorrerla y reconocerla a través de siglos que la han habitado. En ella yacen los restos hecho polvo de sus anteriores vehículos corporales, que les han permitido llegar y crecer hasta el ahora, al estado de comprensión y conciencia de nuestras raíces, todos conformamos una gran familia y cada uno tiene su misión, nosotros necesitamos su luz como ustedes de la nuestra, los amamos siempre, cuando nos conocen y cuando no nos conocen, cuando nos recuerdan y cuando no nos recuerdan, cuando nos invocan y cuando no nos invocan siempre los amamos, porque somos la misma la luz que aunque no la vean permanece encendida.
La vida es fundamental para los propósitos divinos, la carne y la sangre que por momentos y con tanta facilidad les privan de la conciencia de su alma y de su espíritu, de la conciencia de su origen, esa misma sangre y esa misma carne les ha permitido avanzar paso a paso, encarnación tras encarnación de vuelta hacia su luz, hacia su espíritu y su alma, hacia sus niveles más gloriosos. No hay luz sin oscuridad, todo camino, todo trayecto y todo dolor han servido para superarlos y entender que no son necesarios y despertar los poderes y dones que les brinda el amor que es Dios y que es la Fuente y que es la Voluntad, el Amor que es la energía primordial, fuente de creación, crecimiento y manifestación de Dios en nosotros.
Deben buscar la certeza en su propio corazón, la certeza de su origen y de la importancia de este ahora en sus vidas, deben descubrir sus antiguos senderos, sus verdaderos linajes celestiales.
Están creciendo, sus conciencias se están expandiendo, sus oídos internos, ojos internos pueden acercarse más y más a nosotros y recibirnos en su interior, esto facilita el plan, facilita la conexión con muchos otros, cada uno ilumina a su hermano, éste a su hermano y éste a su hermano en una cadena sin fin, para que pronto podamos regocijarnos en nuestros logros.
Que sus corazones no se turben, que la duda no los cubra y no los desaliente, que el tiempo es ahora y el devenir es solamente un comienzo, es solamente un nuevo encuentro para recorrer un nuevo camino, uno que abre la puerta hacia otro nivel de conciencia, más cerca del hogar, más cerca de nosotros los obreros de la luz eterna quienes nos regocijamos en su amor, en su bienestar y en su entrega.
La puerta siempre esta abierta para cuando quieran encontrarnos, su hermano Gabriel.
Por Marisol Stevens
Sain Germain
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